Acerca de su obra


JUICIOS ACERCA DE LA OBRA DE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS.

Francisco Izquierdo Ríos es un cuentista congenial… Izquierdo Ríos ha logrado en pocos años algo que no es frecuente: la concisión, y, por tanto, la capacidad de interesar mas vivamente al lector, dejándole libre espacio para su propia colaboración con el autor, es decir abriéndole el campo de las sugestiones. Es así como desde las memorias y novelas GREGORILLO (1957) hasta LOS CUENTOS DE ADAN TORRES (1965) pasando por los poemas MI ALDEA (1963), se advierte en Izquierdo Ríos un lenguaje exacto, un contenido temple de poeta, … A diferencia de Arturo D. Hernández y de Ciro Alegría, a él le interesan los seres humanos antes que el escenario; y de los seres le atraen sus actos, ya que, cuentista auténtico sabe que lo importante para él son los episodios los cuales, por gravitación natural, deberá ligar a algo inmanente, profundo y trascendental llamado simplemente “la vida”…
                                                                                       

Luis Alberto Sánchez
LA LITERATURA PERUANA – Tomo V


Ahora, cuando el mundo infantil se halla enajenado por toda clase de potencias deformadas – la televisión, la historieta, el “rock” – un libro de cuentos destinado al pequeño lector, y mas si ese libro se inspira en temas peruanos, es verdaderamente un acontecimiento. El padre celoso de la formación espiritual y cultural de sus hijos no tiene mucho que escoger en nuestro idioma… De ahí que la aparición de EL ARBOL BLANCO de Francisco Izquierdo Ríos sea no solo un motivo plausible para mover a quienes tienen la responsabilidad educativa – padres y pedagogos – a difundir entre los educandos esta obra generosa… No cabe, en esta clase de creación, ninguna gratitud, ningún desborde imaginativo: la fantasía poética o novelesca deberá correr por causes netos, sin tampoco constreñirse a la simple obviedad sin vuelo. Izquierdo Ríos tiene conciencia de este difícil precepto… y también, lo que no es poco mérito, acercar al niño peruano a su patria… Es este, a fin de cuentas, el único camino que puede llamarse, al mismo tiempo, pedagógico y literario. El único que forma hombres de verdad, no charlatanes, derrotistas o resentidos.                                                                                       

Sebastian Salazar Bondy
Escritor – poeta – dramaturgo peruano

Izquierdo Ríos describe la Selva con el acento panteísta de un cultor de la naturaleza, y demuestra hasta que punto es un conocedor del inmenso mundo de la Selva, misterioso y exultante, con la tremenda belleza de su flora y fauna… Transhumante, su inquietud de viajero le ha hecho visitar todo el PERU, donde, además, ha ido en su función de maestro, con la doble intención de enseñar y aprender las lecciones vivas de nuestro territorio, ignorado de los mismos peruanos, y en donde es posible descubrir incentivos capaces de superar las condiciones de miseria en que se debate la mayoría de nuestros campesinos.
Magda Portal
Escritora – poetisa peruana
Presidente de la ANEA
……
Y tu nombre repetido por chicos y grandes, crecerá día a día como ese Amazonas gigantesco que define el corazón de nuestra patria en esta América sureña tan querida, donde tú Pancho Izquierdo Ríos, aprendiste la dulce y noble manera de no morir para siempre.
                                                                                                

Rosa Cerna Guardia
Poetisa peruana



No muere quien con su vida escribe un segmento de la Identidad Nacional. Es el caso de Francisco Izquierdo Ríos, que de maestro de escuela ascendió a ser el más genuino narrador orgánico de la Selva. Con él se abre y cierra una primera visión de un Perú desarticulado… Francisco Izquierdo Ríos ha dejado una amplia trocha, junto con Mariategui y Arguedas nos dejan sólo el inicio de un trabajo urgente; formulación de una literatura con identidad… De la amplia narrativa de Izquierdo Ríos sólo “DIAS OSCUROS” bastaría para su perennidad. Pero estamos ante un narrador inédito, no sólo por la orfandad de una política cultural, sino porque sus ediciones fueron cortas. Hace falta otro Orellana que descubra ese árbol y Amazonas que es Izquierdo Ríos.
                                                                                                   

José Luis Ayala
Poeta peruano


Francisco Izquierdo Ríos… Si las palabras nos faltan algún día, si las expresiones nuestras no responden al trabajo y a la lucha tenaz y cotidiana que tú nos enseñaste, la memoria de tu nombre y de tu obra volverá a animarnos con su elocuencia irresistible.

                                                                                                    Luis Hernán Ramírez
                                                                 Poeta – escritor, Catedrático de la UNMSM
                                                         Miembro de la Academia Peruana de la Lengua
                                                                                                   

“MATEO PAIVA”
Por Arturo D. Hernández


Conocí a Francisco Izquierdo Ríos hace algunos años en un colectivo cuando veníamos ambos de una recepción que ofrecía en su domicilio de Barranco el entonces  Senador por Loreto, General Dn. Ernesto Montagne.

-          ¿Ud. no es el Dr. Hernández?
-           
     Ya conocía de nombre a Izquierdo Ríos. En Iquitos dirigía la revista Trocha, órgano cultural que él fundara, uno de cuyos números llegó a mi oficina en Lima.

    Desde esa noche seguí con interés la vida y la obra de este intelectual que se distingue por su inquietud y por su fecundidad en creaciones.

Leí sucesivamente El Árbol blanco, Gregorillo, Días Oscuros, Mi Aldea, hasta que adquirí en compra Mateo Paiva, el maestro.

No quise que me lo obsequiara, como intentara hacerlo. Sus páginas me hicieron reír y me sumieron paralelamente en profundas reflexiones. Es una obra estricta, como todas las suyas, con un estilo sencillo y expresivo como suelen serlo las obras en las que predominan la sinceridad que cautiva, la rebeldía que enaltece y la protesta del educador. No se nota en sus páginas artificios literarios tan en boga en los círculos exclusivos en que se cultiva los recursos de la moda literaria imperante. Quien conoce a Izquierdo Ríos se da cuenta inmediata de que la obra es autobiográfica. Allí está su vida y su obra; allí la trayectoria del maestro insatisfecho, rebelde, difundiendo ideas en las gentes modestas de las tierras olvidadas, fomentando obras de bien social, imprecando contra los privilegios y las injusticias.

Allí está él creándose conflictos con las autoridades, siempre cómplices al abuso, dedicados a cumplir consignas políticas y empeñados en deshacerse de personas que no se someten a sus manejos innobles.

     Y, así vemos al maestro frecuentemente trasladado de una escuela a otra, siguiendo los caminos tortuosos de nuestra geografía andina, para detenerse, como ave peregrina, en la cima donde dormita una convivencia de siglos, o allá en la ladera en que está posado un pueblecillo taciturno, o en el valle profundo, parecido a un cañón, donde verdea la campiña trepando contornos que se yerguen. El va a donde le destinan acompañado de su inseparable esposa y sus dos tiernos hijos a quienes ampara con solícito afán de los rigores del clima, de las enfermedades endémicas, de los precipicios que acechan en todo el trayecto en ese deambular interminable que lo lleva hasta la ciudad amazónica donde ejerce su apostolado dispuesto siempre a la crítica constructiva, al servicio a favor de los demás y al ejemplo con la acción.
    Sus cuentos de niños revelan una de las facetas de su personalidad. Izquierdo Ríos penetra en este mundo psicológico de la infancia con sutileza de educador, dando vida a los árboles, raciocinio a los animales y significación poética a los pequeños accidentes topográficos. Sus descripciones de la naturaleza, en especial de esta zona geográfica muy suya como es la selva alta, adquieren contornos líricos; allí están los caminos que serpentean bajo la fronda, el silencio expresivo de la naturaleza en la postrera hora del día, el murmullo de Sacanche, el susurro de los árboles cuando los acaricia el viento suave y se ponen alegres…

De las páginas de Mateo Paiva surge la personalidad de Izquierdo Ríos tal como es: sensible a las manifestaciones del espíritu de lo bello. A veces pasa sin transiciones del humorismo a la imprecación, de la jovialidad afectiva a la controversia acalorada, de la del estímulo a las expresiones de la amistad sincera, de la convivencia feliz entre sus nietos a quienes adora, a las explosiones de admiración ante lo bello.

    Hace algunos años fui a visitarle cierta tarde. No lo encontré en su casa. Me informaron que le habían visto en un despoblado frente al mar. Desde un punto de la mar brava lo vi solitario, sentado, con la inquietud de una roca, el rostro orientado hacia el mar. Tenía la expresión de un hombre amargado por disgustos de orden familiar derivados de esa extrema sensibilidad que lo caracteriza.

    Le invité a dar un paseo.

Me siguió sin articular palabras. Salimos de Bellavista en donde él residía, descendimos en Barranco por la quebrada de Armendáriz, seguimos por las cascadas que causaron su admiración. Subimos. Desde el acantilado contemplamos un paisaje marino intensamente azul bajo un cielo vaporoso y diáfano…  Cuando regresamos ya él era otro. La contemplación de la naturaleza que él tanto ama, lo había cambiado.

    Mateo Paiva es un libro escrito para el pueblo; que llega al alma del pueblo y que por eso está llamado a cobrar más importancia a través del tiempo. Interpreta con sinceridad y valentía una realidad dolorosa de la administración pública. Es la vida de un rebelde que se esfuerza por una humanidad mejor, lo bello y lo noble. Es la vida de Francisco Izquierdo Ríos.


Apuntes a lápiz

Por JUAN GONZALO ROSE

IZQUIERDO RÍOS EN HABLA VIVA



El Ciro Alegría me tiene jodido con eso de….
      Sin embargo escribió numerosos libros; entre ellos “Días oscuros”, “Gregorillo”, “Mateo Paiva”, “El árbol blanco”, “Voyá”, “El colibrí con cola de pavo real”, “Muyuna”, “Mi aldea”, “César Vallejo y su tierra”, “Pueblo y bosque”
      Su novela “Días oscuros” mereció ser traducida al inglés y al portugués. Con “Gregorillo” obtuvo el Primer Premio en el concurso promovido por Juan Mejía Baca y con “ El árbol blanco” se hizo acreedor del Premio Nacional de Literatura. Su cuento “El bagrecillo”, incluído en diversas antologías nacionales del género, fue vertido al ruso y otras lenguas eslavas. “Mi aldea” es un poemario de singular poder comunicativo.
      Merece mención especial su obra “Mateo Paiva”, el mejor retrato sociológico y social hecho en el devenir de nuestras letras sobre la figura de un maestro primario.
      Su ensayo “César Vallejo y su tierra” posee, además de variados aciertos,  el mérito de haber establecido, por vez primera, quién fue, en la vida real, la “andina y dulce Rita de junco y capulí”
      “El Ciro Alegría me tiene jodido con eso de Pancho no escribas ni publiques tanto…  un escritor debe cuidar sus fuerzas…  igual que un atleta.
      Lo unió una larga y profunda amistad con el autor de “El mundo es ancho y ajeno”. Más aún fueron compadres. Realmente sus temperamentos tenían mucho en común.
      Otras de sus amistades entrañables fue el talentoso y gran charlista doctor Francis-co Valega. La noche los sorprendía en las “Galerías Boza”, inclinados sobre el café, la cerveza y el mundo.

      El niño Francisco Izquierdo, nacido en Saposoa, un villorio perdido en nuestra inmensa selva, vivió sus primeros años absorto y poseído por el mundo fascinante de los juegos; a punto tal que se negaba a aprender “algo útil”. Sólo a los nueve años aceptó el sacrificio de ir a la escuela. Después tuvo que ponerse “las botas de las siete leguas” para alcanzar a los blanquitos y a los aguarunas.
      Siendo adolescente resultó subyugado por una novela “Las tierras del sin fin”, del autor Jorge Amado. Sin casi esperanzas de respuesta le escribió a la “Unión de Escritores Brasileños”. Con gran alegría y sorpresa suya, la respuesta tardó, pero llegó. En su misiva, Francisco Izquierdo Ríos le confesaba su admiración al gran escritor carioca y, también, con jovial timidez, le decía de sus anhelos de convertirse en escritor. Jorge Amado, cordialmente, lo incitó a remitirle sus creaciones primeras.
      De este modo se dio inicio a una relación amistosa epistolar que se prolongó al paso de las décadas. Jorge Amado – más conocido hoy en nuestro gran público por sus guiones cinematográficos ­­– influyó parcialmente para que varios trabajos literarios de Izquierdo se esparcieran con buen éxito en las tierras sin fin del Brasil.

      Aunque nuestro personaje, recientemente fallecido, fue un hombre y un intelectual con claras ideas de izquierda, la independencia de su espíritu le impidió asumir una actitud política partidaria.
      Pese a ella, por sus luchas a favor del magisterio y de los pueblos marginados de nuestra patria –tantas veces agredidos- conoció hasta en dos oportunidades las mazmorras de las tiranías.
      Sin embargo, él no quiso hacer nunca de “esos accidentes de trabajo” materia de literatura.
      No tiene nada de extraño, por lo expuesto, que resultara clamorosamente elegido Presidente de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas. Dos profesiones sacrificadas signaron su vida fecunda: maestro primario y escritor.



FRANCISCO IZQUIERDO
RIOS, EL GRAN MAESTRO Y
ESCRITOR AMAZONICO
Escribe Waldemar Soria

Francisco Izquierdo Ríos, fue uno de los grandes maestros contestatarios de
su época y prolífero escritor de temas amazónicos que ha producido nuestra
región en el siglo XX, nacido en la antigua ciudad de Saposoa el 21 de
junio de 1910, hijo de Francisco F. Izquierdo Saavedra, y Mercedes Ríos.
Los diez primeros años de su infancia vivió en su tierra natal y a los nueve
años, recién aceptó dejar el calor del ambiente familiar, para concurrir a
la escuela y tuvo que ponerse “patitas de venado” para alcanzar a los que
le adelantaron, pero pronto, se destacaría como uno de los alumnos más
sobresalientes en primaria, secundaria y superior.

Los años que pasó en su tierra natal fueron relativamente cortos, porque
cuando apenas tenía diez de edad: y a consecuencia de un incidente político
social, sus padres, decidieron apurar su proyecto de emigrar a Moyobamba.
Era 1920, Por esos años gobernaba el país don Augusto B. Leguía y en
Saposoa se desató una violenta asonada revolucionaria, que dejó como
saldo varios muertos y heridos. La población apoyada por los del distrito
de Juanjui, se sublevó violentamente, exigiendo el retiro del subprefecto
don Pedro Guerra, a quien se le acusaba de abusos y tropelías en contra
de la población con la complicidad de un grupo de amigos de su cercano
entorno. Don Francisco, el papá de nuestro laureado escritor, entre otros, se
vio involucrado como uno de los principales cabecillas.

Ese primer día de la revuelta, desde el distrito de Juanjui llegó un grueso
número de pobladores, entre ellos, licenciados del ejército armados
de carabinas y burlando la vigilancia entraron a la ciudad y unidos a los
rebeldes saposoínos, después de un intenso enfrentamiento armado de dos
días, tomaron la Plaza de Armas, el despacho subprefectural y la ciudad en
general quedó bajo control absoluto de los rebeldes, mientras la autoridad
política sintiéndose vencido y el peligro personal que corría ante el arrebato
generalizado de la población, se vio forzado a huir de la ciudad con los pocos
amigos de su entorno y dos de sus leales gendarmes y nunca más retornó.

La población reunida en la plaza, en medio de gran algarabía, designó en su
reemplazo, a Lorenzo Caro, a quien el gobierno de Leguía no sólo se negó
a reconocerlo, sino también ordenó al prefecto de Moyobamba don Artemio
Arciniaga, fuera de inmediato a la rebelde ciudad con una escolta de diez
gendarmes y cincuenta soldados de línea del comando militar de Iquitos,
con la consigna de restablecer el orden público, perseguir, apresar y castigar
severamente a los cabecillas Francisco Izquierdo Saavedra, Alfredo Pérez,
Lorenzo Caro, Fidel Tuesta y Ricardo Abanto, acusados de los delitos de
subversión y desacato a la autoridad legítimamente constituida.

El prefecto Arciniaga tan prontó arribó a Saposoa, ordenó a sus gendarmes y
soldados desplegar una gran redada en procura de capturarlos vivos o muertos,
casa por casa, habitación por habitación, por todos los rincones de la ciudad,
sin lograr su objetivo, porque los cabecillas con la ayuda de la población se
habían puesto a buen recaudo. Don Francisco fue a refugiarse en su fundo
San Andrés, pero unos quince días después, cuando ya aparentemente la
situación parecía haber entrado en calma, una mañana llegó al fundo un
pelotón de gendarmes fuertemente armados, de quienes logra escaparse,
por las señales de un amaestrado caballo que al advertir la presencia de
elementos extraños en el portón de la entrada al fundo, levantando el hocico
corrió a galope hacia el tambo y don Francisco, interpretando el mensaje
del animal, salió corriendo al patio y dándose cuenta que un pelotón de
gendarmes fuertemente armados avanzaban rampando hacia el tambo, salió
corriendo esquivándose en zigzag para escaparse de la lluvia de balas que
le seguían, hasta que alcanzó a introducirse en los tupidos enmarañados del
bosque.

Los gendarmes entraron al tambo, revisaron todos los ambientes, los rincones
y camas, buscando algo que podría comprometer aún más la situación del
perseguido, pero nada hallaron, porque la carabina y el revólver de su
propiedad, los tenía guardados en los techos. Los gendarmes resignados
ante su fracaso, retornaron a la ciudad sin la presa y cuando aún todavía
la pólvora seguía hediendo en el ambiente, sus hijos mayores Hildebrando
y Francisco, fueron a buscarle al papá, a quien hallaron sentado sobre una
enorme piedra fumando un grueso cigarrillo.

Desde ese día habría de vivir cuatro meses escondido en el bosque,
conviviendo con los zancudos, mosquitos, tábanos y cuantas alimañas
habitan en los bosques, cambiando de “dormitorio” de un sitio para otro,
de cuyo paradero solamente conocían sus dos hijos y uno de sus peones de
mayor confianza, que se encargaba de abastecerle de alimentos y cigarrillos.
Cuando salió de su refugio después de más de cuatro meses, ya físicamente
no era el mismo, había disminuido notablemente de peso, cambió su
semblante y sería el inicio de una larga enfermedad que poco a poco fue
consumiéndole la vida, hasta que unos años después, ya en Moyabamba, le
llevó la muerte, cuando administraba un pequeño negocio familiar.

Por esos años, Moyobamba, era la única ciudad en el departamento de San
Martín, donde funcionaba un colegio de educación secundaria: el San José,
considerado como el principal centro cultural de la Amazonía. Moyobamba,
sociedad puritana, heredera de prejuicios de los tiempos virreinales fue sede
de instituciones culturales; razón por la que don Francisco, que con sólo
su educación primaria llegó a ser secretario municipal en su pueblo, desde
hacía mucho tiempo, pensaba en lo mejor para sus hijos y tenía planificado
emigrar a Moyobamba, su tierra natal. Se adelantó por las circunstancias de
la asonada revolucionaria en la que se vio comprometido como uno de sus
líderes.

Era el mes de enero de 1921. Ese mes la familia Izquierdo Ríos dejaría
definitivamente Saposoa, una balsa amarrada de palos de topa en el puerto del
río Sapo, le llevaría hasta el puerto Tingo, situado a unos quinientos metros
del caudaloso Huallaga y en otra balsa de carga y pasajeros del comerciante
judío Arón Díaz Tapiero, que venía de Tingo María le llevaría hasta el puerto
Shapaja y tomando un camino de herradura, pasando por Tarapoto, arribó
la familia a Lamas, donde se quedaría dos meses alojado como huésped
invitado en la casa del mismo judío, de quien en la bajada a Shapaja ganó
su amistad. Arón Díaz, desde que llegó de Marruecos, su país de origen, aún
muy joven, escogió a esta antigua ciudad fundada por españoles, como su
residencia y principal centro de sus operaciones comerciales..

De esta corta estadía en Lamas, Hildebrando, uno de los tres hijos varones de la
familia, comenta lo siguiente: “Pasamos dos meses gustando de un comercio
activo y de su clima estupendo; luego avanzamos hacia Moyobamba, ciudad
escogida para la nueva residencia de la familia. En Lamas, mi papá mandó
construir dos cajones especiales para llevarlas cargados a su esposa que cayó
enferma con dolores de ojos y a los dos menores hijos Irene y Guillermo,
a espaldas de dos fornidos indios de Lamas y nosotros fuimos caminando
a pie hasta Moyobamba, mientras otros dos indios cargaban los equipajes y
el fiambre para abastecer a once personas, para una caminata a pie de cinco
días y llegamos a Moyobamba a fines del mes de marzo de 1921”.

La vida de Francisco Izquierdo Ríos, fue signada por dos profesiones que le
apasionaban, el de maestro y escritor. Ambos han trascendido más allá de las
fronteras de su exuberante región amazónica que le vio nacer y a lo largo de
su vida como escritor, le sirvió como fuente de inspiración para sus exquisitos
trabajos literarios. Estudió hasta el cuarto año de secundaria y el segundo
semestre de quinto en el Colegio Nacional San José de Moyobamba y el
primer semestre lo hizo en el Colegio Nacional San Juan de Chachapoyas,
El primer puesto que ocupó en su promoción 1927, le mereció el otorgamiento
de la medalla de oro y de una beca completa para estudiar en el Instituto
Nacional Pedagógico de Lima, donde, entre sus quinientos compañeros
becados de distintas partes del país, no tarda en perfilarse como una de los
alumnos más brillantes y uno de los líderes estudiantiles más combativos, lo
que le llevaría a su alección como Presidente de la Federación de Estudiantes
del Instituto Pedagógico y como tal, nato delegado ante la Federación
de Estudiantes del Perú, desde cuyos cargos desarrolla intensas luchas
reivindicativas estudiantiles, entre ellas, contra la obligación de concurrir a
las misas dominicales, por lo que sería temporalmente expulsado y empieza
a frecuentar a la casa del gran Amauta José Carlos Mariátegui, autor de los
7 Ensayos de la Realidad Peruana, a escuchar sus magistrales conferencias
que ofrecía a obreros y estudiantes en su casa del jirón Washington. Se hizo
tan asiduo concurrente, que no tarda en establecer una estrecha relación de
amistad con al Amauta y formar parte del Grupo Universitario “Vanguardia”
y de la plana de colaboradores en el dictado de clases de cultura general
en los sindicatos de obreros organizados por Mariátegui, de quien en sus
funerales estuvo en primera fila, entre los miles que acompañaron sus restos
mortales hasta su morada final; como también estuvo entre los miles de
limeños que salieron a las calles a celebrar la caída del dictador Augusto
B. Leguía.
Pucallpa 13 de junio del 2011.


EL CENTENARIO DE “PANCHITO” IZQUIERDO RÍOS
Darío Vásquez Saldaña

Saposoa, la capital de la provincia de Huallaga, se apresta a celebrar el centenario del creador literario más importante y fecundo del departamento de San Martín.
Francisco Izquierdo Ríos nace en Saposoa el veintinueve de agosto de 1910 y muere en Lima el veintinueve de junio de 1981, siendo Presiente de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA). Junto a Jenaro Herrera Torres y Arturo Demetrio Hernández, ocupan el pedestal de privilegio en la literatura de toda la amazonía peruana.
Sus padres fueron don Francisco Izquierdo López y doña Silvia Ríos Seijas, quienes lo llevan a la ciudad de Moyobamba en 1919, para concluir sus estudios de primaria. La culminación de la secundaria como alumno sobresaliente en el Colegio Nacional San José (hoy Serafín Filomeno), le permite acceder a la beca, otorgada por el Ministerio de Educación, en 1927, para realizar sus estudios superiores en el Instituto Pedagógico de Varones de Lima, donde se gradúa como Profesor de Primaria en 1930.
Mientras estudiaba en el Pedagógico, su espíritu inquieto y combativo le lleva a vincularse con los grupos de vanguardia de aquel entonces, llegando a conocer al gran Amauta José Carlos Mariátegui, con quien colabora en la capacitación y organización de los obreros para fundar la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y el Partido Comunista del Perú.
En marzo de 1931 inicia sus labores en la docencia en el distrito de Soritor. Su inquietud social y política le impulsa a fundar, en Moyobamba, el Centro Cívico Popular, con el fin de capacitar a la población en sus deberes y derechos ciudadanos, consiguiendo una asistencia masiva a sus charlas. Los esbirros del gobierno, en 1932, acusándolo de preparar una revolución comunista, allanan el local y lo apresan para enviarlo al penal de El Sepa; pero el apoyo y la solidaridad del pueblo logran su absolución, consiguiendo su reposición en el departamento de Amazonas: Chachapoyas, Rodríguez de Mendoza, Lamud, Jumbilla y Luya conocen de su labor docente y de su militancia política. De Luya es enviado, en 1939, como Inspector de Educación de Yurimaguas, de donde es trasladado, con el mismo cargo, a la ciudad de Iquitos. Aquí concluye su peregrinaje en provincias, al asumir, en 1942, la Jefatura del Departamento de Información del Ministerio de Educación, en Lima.
Pero Francisco Izquierdo Ríos, como Maestro de Escuela, en todos los lugares donde le toca trabajar, deja constancia de su clara posición socialista, denunciando el abandono y la injusticia que sufren los trabajadores del campo; pero también la huella imborrable de su notable pluma, lo que más tarde le llevaría a ser considerado como uno de los más altos exponentes de la narrativa peruana. En Luya publica el periódico escolar “El luyano” y también escribe sus primeros libros; en Yurimaguas dirige el periódico regional “El remo”. En Iquitos funda “Trocha”, la revista señera y gran animadora de la vida cultural de la capital loretana; a través de ella realiza una intensa labor para la celebración del cuatricentenario del descubrimiento del río Amazonas.
Francisco Izquierdo Ríos escribió más de veinte títulos, entre novelas, cuentos, estampas folclóricas y costumbristas, ensayos, tradiciones y relatos infantiles: “Cuentos del tío Doroteo”, “Mateo Paiva, el maestro”, “Muyuna”, “Belén”, “Sinti el viborero”, “Los cuentos de Adán Torres”, “Días oscuros” y “Voyá”, son algunos de ellos. La fuente inagotable de su narrativa emana de la fuerza telúrica de la naturaleza y del palpitar cotidiano de la comunidad; de ellas brota el influjo que marcan su prosa natural, ágil y sencilla para “escribir de modo natural como crece la hierba del campo”, decía él.
Bosques y ríos, árboles y pájaros, ciénagas y lomadas; pero también las vivencias dramáticas de los trabajadores del campo: leñadores, pescadores, cazadores, curanderos, artesanos, maestros rurales, discurren en cada una de sus obras como desafiantes escenarios, y como personajes que aman, trabajan y luchan por la liberación de los sufridos forjadores de la nueva Amazonía Peruana.
En 1946, conjuntamente con José María Arguedas, publican “Mitos, leyendas y cuentos peruanos”. Francisco Izquierdo Ríos es para el folclor selvático lo que José María Arguedas es para el folclor andino. Pero el reconocimiento nacional a su talento literario le ha de llegar por sus dos creaciones: la novela “Gregorillo” (1955), que le hace merecedor al segundo premio en el Concurso Nacional de Novela, y “El árbol blanco” (1963), el libro de cuentos para niños, galardonado con el Premio Nacional de Fomento a la Cultura “Ricardo Palma”. La premiación y publicación de su cuento “Gavicho”, por la Editorial Doncel de España, en el año 1965, fue el momento culminante de su consagración internacional.

El VIII Encuentro Nacional de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo”, convocado por el Gremio de Escritores del Perú en la ciudad de Huamachuco, en octubre pasado, en homenaje al Centenario del escritor peruano de talla mundial, Ciro Alegría Bazán, acordó que el IX Encuentro se lleve a cabo este año en la ciudad de Tumbes, en homenaje al Centenario de Francisco Izquierdo Ríos.

Ningún pueblo de la amazonía peruana debe soslayar la efemérides de uno de sus más queridos escritores. El profesor Armando Peñaherrera Dávila, Delegado Provincial del Instituto Nacional de Cultura de la provincia de Huallaga, ha puesto a caminar sus mejores proyectos para la celebración del Centenario del más célebre de los hijos de Saposoa; pero ningún esfuerzo individual ha de ser suficiente para rendirle el homenaje que se merece. Francisco Izquierdo Ríos no le pertenece sólo a Saposoa, le pertenece al Perú, pero sobre todo a la amazonía peruana, por lo tanto, el homenaje debe ofrecerse y sentirse en todos los departamentos de la Selva: Madre de Dios, Ucayali, Loreto, San Martín y Amazonas. Del gobierno central no hay nada que esperar; está muy ocupado en “no molestar a los hermanos chilenos”; haciendo todo lo que pueda para subastar a nuestra amazonía y de encubrir la matanza de Bagua, crimen del que algún día tendrán que pagar sus responsables. El año pasado, el Centenario del autor de “El mundo es ancho y ajeno”, un clásico de la literatura universal, pasó tan ignorado como si nuestro gran Ciro Alegría fuese de otro país; una prueba más del carácter antinacional del gobierno aprista, tanto en lo económico como en lo cultural.
Es la hora del Gobierno Regional de San Martín. Su presidente, el Lic. César Villanueva Arévalo, debería convocar de inmediato a los gobiernos provinciales y a todas las instituciones que tengan que ver con la cultura: Colegios, Institutos Superiores y Universidades; cuya participación le daría la significación regional a la celebración del Centenario. Convocar a los intelectuales y escritores que conocen la obra del ilustre saposoíno, con el fin de promover conferencias y concursos de revaloración y difusión de su narrativa.
La invitación al Gremio de Escritores del Perú, para que convoque al IX Encuentro Nacional de Escritores en la ciudad de Saposoa, le daría el lustre y la dimensión nacional que Francisco Izquierdo Ríos se merece en su Centenario. Pero también es la hora del SUTEP (el combativo sindicato del magisterio peruano), que tan merecida ejecutoria tiene en la lucha social y reivindicativa, para involucrarse en la lucha por la identidad regional, la belleza y la cultura, convocando en el mes de agosto a una movilización regional de sensibilización y difusión de la obra de Francisco Izquierdo Ríos.
Este año, al menos, las promociones de los colegios y los Institutos Pedagógicos deberían llevar la denominación “Francisco Izquierdo Ríos”; que yo sepa, ningún centro educativo de Saposoa lleva el nombre de su hijo predilecto. De igual forma, la Biblioteca Municipal de Saposoa debe reabrirse de inmediato, reinaugurándolo con el nombre de Francisco Izquierdo Ríos; sólo la indolencia o la repulsión a la cultura por parte de las autoridades puede mantener cerrado un centro del saber, donde tantos libros hemos leído en nuestra época de estudiantes.
Pero cualquier homenaje a Francisco Izquierdo Ríos pasará como un simple relumbrón efímero y anecdótico, si es que no se proyecta mantener vivo su legado y su testimonio, difundiéndolo en las nuevas generaciones, y eso pasa porque el Gobierno Regional tenga que sacar una reimpresión especial de su sobra para distribuirlo en los centros educativos de la región.
Todo esto es factible, salvo mejor parecer.
(Febrero del 2010)


LOS CIEN AÑOS DE VIDA DE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS

Winston Orrillo
“Escribir de modo natural y sencillo como crece la hierba
 y que por entre lo escrito se vea siempre la luz de la vida”
F.I.R.
El educador Francisco Izquierdo Ríos (1910-1981) es uno de los más importantes y fecundos escritores de nuestra Amazonía y figura destacada en el panorama cultural del país. Natural de Saposoa (capital de la provincia de Huallaga, departamento de San Martín), estudió en Moyobamba y luego se trasladó a Lima como becario del Instituto Pedagógico de Varones, donde se graduó de Profesor de Primaria en 1930. Desde su adolescencia, fue ganado por las ideas sociales de avanzada y cuando aún era estudiante en el Instituto llegó a conocer a Mariátegui, colaborando con él en el dictado de cursos de cultura general en los sindicatos obreros de Lima y Vitarte. El día de su graduación, ante la sorpresa de sus compañeros y profesores, incineró en el patio del Instituto los apuntes y copias de clase por considerarlos vacuos, alejados de la realidad e inútiles. A los 22 años, viajó a Soritor para ejercer como maestro rural. En 1932, fue apresado por sus ideas socialistas y confinado en la colonia penal El Sepa. Después, discriminado y desocupado, tuvo que ejercer la docencia en condiciones de suma dificultad en los más apartados rincones de los Andes Nororientales. Este peregrinaje tuvo gran importancia en el reforzamiento de su identificación con los humildes y en la profundización de su conocimiento sobre el poblador amazónico. En 1947, durante el “democrático” régimen apro-bustamantista, fue nuevamente encarcelado por sus enérgicas protestas ante la quema de “libros revolucionarios y ateos” perpetrada en todas las bibliotecas escolares y públicas del país. Ya en esos años era reconocido como un escritor de importancia y había trabado sólida amistad con Daniel Hernández, Ciro Alegría y José María Arguedas, publicando junto con este último Mitos, leyendas y cuentos peruanos (1947).

Se inició como prolífico escritor en 1938 con el poema vernáculo Sachapuyas, al que en el curso de los años le siguieron estampas, cuentos, novelas, poemas, relatos para niños, pequeñas prosas, semblanzas de autores peruanos, ensayos de crítica literaria y artículos diversos para revistas. En todas estas expresiones, recreó el paisaje y la vida del poblador amazónico con una prosa sencilla y vigorosa dentro de un estilo de gran fuerza evocativa, dando vida a personajes genuinos del todo reconocibles en el acontecer cotidiano, y promoviendo un cálido amor al terruño y a la patria. Pero nunca idealizó nada. Con realismo de gran vitalidad, con estilo sencillo y franco, sin rebuscamientos ni deformaciones, denunció las lacras de miseria, violencia y anarquía que empiternamente impusieron (e imponen) al país las clases dominantes. Y tampoco renunció a la belleza, particularmente en sus cuentos, donde el realismo está entremezclado con imágenes poéticas que van más allá de las palabras para proponer modos intensos de sentimiento
y aprehensión del mundo. Entre su nutrida obra, las estampas folklóricas de Selva y Ande, el amor por el terruño de Selva y otros cuentos y En la tierra de los árboles, las prosas poéticas de Mi aldea, la relación con la naturaleza del hombre amazónico de Muyuna, la exposición de motivos telúricos y populares selváticos de Pueblo y bosque, la recreación de las costumbres populares de Sinti el viborero y Cuentos de Adrián Torres, la muestra de la miseria de la vida suburbana en Iquitos de Belén, el testimonio magisterial de Mateo Paiva, el maestro, la denuncia de una estructura social que cobija la sordidez y el egoísmo de Días oscuros; todo ello, y mucho más, demuestra la importancia literaria de Izquierdo Ríos y su plena vigencia como autor en nuestros días.

Finalicemos este nuestro pequeño homenaje al gran escritor señalando que, en su carrera docente, llegó a ser Jefe de Informaciones del Ministerio de Educación, Jefe-fundador de la Sección de Folklore y Artes Populares en ese Ministerio, y director de la Editorial del Instituto Nacional de Cultura. Sin embargo, el desempeño de estos importantes cargos no significó prebenda alguna, sino el reconocimiento de sus méritos; y tampoco implicó la renuncia a sus ideas socialistas, las cuales siempre quedaron explícitas en sus declaraciones y en sus actos. En 1977, fue jurado en el concurso literario de Casa de las Américas en La Habana y en 1980-1981 presidió la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (cuando esta entidad agrupaba a lo más graneado de la intelectualidad progresista y revolucionaria del país), cargo en el que prácticamente lo sorprendió la muerte. Hoy, en el año de su Centenario, Francisco Izquierdo Ríos sigue vivo y así se mantendrá en la memoria del pueblo que amó y al que dedicó sus mejores y más generosos esfuerzos.

DIÁLOGO CON EL BAGRECICO
Ever Arrascue
Artista plástico
everarrascue@hotmail.com
Diciembre 2011
¡La poza!, ¡el río! -gritamos todos-. Aquí nace el bello diálogo con la naturaleza, donde hay frondosos árboles y dulces limoneros, que dan sombra al río por donde va a iniciar el bagrecico su aventura de conocer el mar.
Hermosa la poza, donde se reflejan las estrellas, los luceros, la luna, el sol radiante, también el poniente y muchas flores, donde algunos pájaros beben agua y otros se picotean como si se tratase de sus gemelos, y la población de San Andrés cuida el agua más que el oro.
Allí estaban el abuelo filósofo Bagre y el Bagrecico. Este, lleno de color, movedizo e inquieto, con sus barbas percibía que le habían visitado para saber de cerca de la travesía que realizó para conocer el mar, dejando a su madre, su choza de carrizo y de barro y el baúl biblioteca andante de Don Francisco Izquierdo Ríos, aldeano él, como todos, de un amor tan grávido a la amazonía y a la naturaleza, allí donde todo se armoniza: la alegría de vivir, el encanto, el misterio, el color de las flores, la lozanía de las plantas, el canto de los pájaros, la belleza de la gente sencilla, airosa,  y llena de generosidad, que vive en un huerto de poesía aleccionadora y humana.
Eran los cálidos días de junio del 2011. Los panes, los juanes y el tacacho, humeantes salían de sus manteles bordados artísticamente. Era época de maduración del aguaje y de otros frutos de la selva, como también el florecimiento de las hermosas orquídeas de Saposoa-San Martín. Se trataba de un merecido homenaje al maestro Francisco Izquierdo Ríos, en conmemoración del centenario de su nacimiento (2010), por su inquebrantable fuerza espiritual, por su rol de transformador incansable por la nueva educación y la nueva literatura, donde hace entender la valentía del deber de luchar contra el esclavismo y la opresión de los pueblos, por su inquietud y esperanza para atraer con sus cuentos a los niños a los corazones humanos con ideas y sentimientos universales.
Así, EDUCAP, institución que se dedica a la investigación pedagógica, realizó el “I Encuentro con Mateo Paiva” en rescate y difusión de las enseñanzas y literatura del “Heraldo de la selva”, Francisco Izquierdo Ríos, quien rechazaba enérgicamente cualquier atropello burgués, además de convertir con dignidad su fe en fuerza y fuego para desarrollar una cultura viva y de verdad social en Saposoa-San Martin.
Fue hermoso conocer las ardientes huellas de su obra y pensamiento donde siempre ondea el fuego de una victoria, en un hermoso contenido vital, orgánico, poético, sincero y noble.


ENCUENTRO DE MATEO PAIVA CON SU GENTE, SAPOSOA, JUNIO 2011.
Sonia Estrada Melgarejo
Artista plástico

Fue un encuentro de homenaje por los 101 años del nacimiento de Francisco Izquierdo Ríos organizado por EDUCAP, que convocó a escritores, poetas, pintores, profesores, músicos, promotores culturales, llevado a cabo en Saposoa – San Martín. Un encuentro muy emotivo porque tuvimos la oportunidad de sentir la atmosfera, el color, las costumbres que sintiera el maestro cuando nació y vivió en  aquella tierra tan hermosa llena de color y alegría.
Los pintores fuimos invitados para asistir a presentaciones de libros y conferencias.   El PRIMER ENCUENTRO DE “MATEO PAIVA” CON SU PUEBLO fur un acontecimiento cultural muy importante porque además, fue una ocasión para que Educap hiciera el reconocimiento público a literatos, músicos y trabajadores desinteresados de la cultura. Ellos recibieron un Diploma y una estatuilla, retrato del maestro Francisco Izquierdo Ríos.
En el colorido pasacalle desfilaron personajes mostrando trajes típicos muy lindos, danzas con ritmos distintos con mucha riqueza de movimiento y color, también mostraron en este desfile frutas y otros alimentos que produce la zona, Todo esto nos recordó la obra de Francisco Izquierdo Ríos.
VIAJE A SAN ANDRES
Extasiada por la belleza de la selva pude ver en este viaje el arte rodeándome. En la variedad de verdes con flores silvestres de indescriptible hermosura, los frutos anaranjados, amarillos, verdes, rosados, violetas; mi visión del arte se enriqueció tremendamente.  El río refrescó mi mirada, donde se reflejaba el paisaje tan bello.
Cuando llegamos a San Andrés sentí la calidez de su gente, los rostros tostados de los personajes, expresiones muy espontáneas, me enseñaron que el Perú es muy amplio y diverso, bebimos masato, saboreamos distintos ´latos típico como el tacacho, los Juanes, parte de la riqueza culinaria. Luego ingresamos a la vivienda del maestro, junto al río donde el bagrecito inicia su gran. Llena de emoción metí mis pies al río para sentir más su tierra, el agua, las hiervas, los troncos; con profunda emoción recordé a mi maestro Francisco Izquierdo López, hijo de Francisco Izquierdo Ríos; sentí en ese momento que “Panchito” pintor me trasmitía los conocimientos de su padre.
Recordé cuando leí “Mateo Paiva el Maestro” y encontré el concepto que Pancho (Pintor) tenia del arte, que bien lo había captado de su padre y nos transmitía a sus discípulos, aprendíamos mucho con él.
Este viaje fue un verdadero encuentro con la gente, el paisaje, la flora y fauna que inspiran el arte de Francisco Izquierdo Ríos.
He aquí el tema de un cuadro de Panchito (pintor) relatado por su padre en la obra “Mateo Paiva el Maestro”.
“La madre de los jóvenes Paiva lloraba callada, en una silla, sus lagrimas a la altura de sus mejillas, y aun una que otra caía en sus senos desnudos a los que en ese momento se apretaba su pañuelo, brillaban a la luz desde una mesita redonda colocada al centro del recinto, irradiaba la lámpara tubular a kerosene”.
Así como este tema llevado a la pintura de Panchito (pintor) otros tantos temas relatados por Mateo Paiva: Los golondrinos, Ternura de los niños, Los trabajadores, Los campesinos, La maternidad, crean un vínculo entre Mateo Paiva y los pintores.
Muy gratificante este viaje donde intercambiamos momentos de arte literatura charlas caminatas, comidas, con compañeros de varios lugares de nuestro Perú.
Muy buena la iniciativa de EDUCAP, por organizar este encuentro de Mateo Paiva con su gente, esta actividad nos dio la oportunidad de reafirmar nuestra vocación e identificarnos con la vida el pensamiento y la obra de Francisco Izquierdo Ríos.

UN ALMACIGO DE
TESOROS ESCONDIDOS

Por Alfredo Ríos Guzmán

Rendir homenaje todos los años al palingenésico
maestro y escritor Francisco Izquierdo Ríos, en su ciudad natal,
es un honroso lujo para Saposoa y la provincia de Huallaga en
general, al establecer el Encuentro Nacional Anual de “Mateo
Paiva” con su pueblo, que permite concentrar dignas delegaciones
participantes, tanto del interior de nuestro departamento como de
otros lugares del país, conformadas por estudiantes, profesores,
turistas y otras personalidades destacadas, entre éstas: libreros,
pintores, escritores, literatos, pedagogos, investigadores, músicos,
cantautores, conferencistas, comunicadores sociales, alcaldes que
por iniciativa propia o invitados, se suman a la CARAVANA a
Saposoa. Toda esta movilización sociocultural promueve a la vez
el turismo social y ecológico, y hace de esta ciudad, el centro
de la actividad cultural del departamento de San Martín, tomando
como eje transversal la obra literaria de Francisco Izquierdo Ríos
“el mítico jaguar de la espesura” y promoviendo la participación
creativa de estudiantes, maestros y de trabajadores del arte, la
ciencia y la cultura.

Fundamentalmente nos proponemos estimular a los maestros y
estudiantes, por el interés en investigar y difundir el legado cultural
de Francisco Izquierdo Ríos, cuya producción aún escondida, va
saliendo a la luz, concitando la atención de intelectuales y artistas
que deciden participar en esta actividad que desde su convocatoria
ha logrado concitar la atención de los diferentes sectores de la
población. Es pues, este encuentro sui géneris de homenaje
al escritor y maestro Francisco Izquierdo Ríos, el que pone al
descubierto al “almácigo de tesoros escondidos”, que nos permite
recorrer los caminos y escenarios de su infancia en los que se
inspiró para la creación de tan variada y riquísima literatura en la
selva, sierra y costa de nuestro Perú que amamos.

Este evento además, será ocasión propicia para reconocer y
premiar la labor cultural de quienes contribuyen incesantemente al
desarrollo de la cultura y la educación en nuestro departamento,
por iniciativa propia y sin apoyo estatal ni privado. Distinguidas
personalidades de Moyobamba, Rioja, Soritor, Lamas, Tarapoto y
Juanjui, recibirán de Educap, ente promotor de este importantísimo
certamen, un Diploma de Honor y una Estatuilla con la figura de
Francisco Izquierdo Ríos, como reconocimiento público por la
labor que realizan en cada una de sus ciudades.

Nuestra gratitud infinita a los Promotores EDUCAP y su
Escuela Pedagógica Latinoamericana (EPLA), a las organizaciones
auspiciantes, a los ejecutores y participantes directos de esta magna
celebración nacional, que contará con el concurso de representantes
de la intelectualidad de las ciudades de Chiclayo, Trujillo, Lima,
Pucallpa, Chachapoyas, Otuzco, y naturalmente, de las diferentes
provincias y distritos de nuestra región.
Hicieron posible el Éxito de este Magno Evento Nacional


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