viernes, 17 de mayo de 2013

Los cien años de vida de Francisco Izquierdo Ríos

Winston Orrillo
“Escribir de modo natural y sencillo como crece la hierba
 y que por entre lo escrito se vea siempre la luz de la vida”
F.I.R.

El educador Francisco Izquierdo Ríos (1910-1981) es uno de los más importantes y fecundos escritores de nuestra Amazonía y figura destacada en el panorama cultural del país. Natural de Saposoa (capital de la provincia de Huallaga, departamento de San Martín), estudió en Moyobamba y luego se trasladó a Lima como becario del Instituto Pedagógico de Varones, donde se graduó de Profesor de Primaria en 1930. Desde su adolescencia, fue ganado por las ideas sociales de avanzada y cuando aún era estudiante en el Instituto llegó a conocer a Mariátegui, colaborando con él en el dictado de cursos de cultura general en los sindicatos obreros de Lima y Vitarte. El día de su graduación, ante la sorpresa de sus compañeros y profesores, incinerón el patio del Instituto los apuntes y copias de clase por considerarlos vacuos, alejados de la realidad e inútiles. A los 22 años, viajó a Soritor para ejercer como maestro rural. En 1932, fue apresado por sus ideas socialistas y confinado en la colonia penal El Sepa. Después, discriminado y desocupado, tuvo que ejercer la docencia en condiciones de suma dificultad en los más apartados rincones de los Andes nororientales. Este peregrinaje tuvo gran importancia en el reforzamiento de su identificación con los humildes y en la profundización de su conocimiento sobre el poblador amazónico. En 1947, durante el “democrático” régimen apro-bustamantista, fue nuevamente encarcelado por sus enérgicas protestas ante la quema de “libros revolucionarios y ateos” perpetrada en todas las bibliotecas escolares y públicas el país. Ya en esos años era reconocido como un escritor de importancia y había trabado sólida amistad con Daniel Hernández, Ciro Alegría y José María Arguedas, publicando junto con este último Mitos, leyendas y cuentos peruanos (1947).
Se inició como prolífico escritor en 1938 con el poema vernáculo Sachapuyas, al que en el curso de los años le siguieron estampas, cuentos, novelas, poemas, relatos para niños, pequeñas prosas, semblanzas de autores peruanos, ensayos de crítica literaria y artículos diversos para revistas. En todas estas expresiones, recreó el paisaje y la vida del poblador amazónico con una prosa sencilla y vigorosa dentro de un estilo de gran fuerza evocativa, dando vida a personajes genuinos del todo reconocibles en el acontecer cotidiano,
y promoviendo un cálido amor al terruño y a la patria. Pero nunca idealizó nada. Con realismo de gran vitalidad, con estilo sencillo y franco, sin rebuscamientos ni deformaciones, denunció las lacras de
miseria, violencia y anarquía que sempiternamente impusieron (e imponen) al país las clases dominantes.
Y tampoco renunció a la belleza, particularmente en sus cuentos, donde el realismo está entremezclado con imágenes poéticas que van más allá de las palabras para proponer modos intensos de sentimiento y aprehensión del mundo. Entre su nutrida obra, las estampas folklóricas de Selva y Ande, el amor por el terruño de Selva y otros cuentos y En la tierra de los árboles, las prosas poéticas de Mi aldea, la relación con la naturaleza del hombre amazónico de Muyuna, la exposición de motivos telúricos y populares selváticos de Pueblo y bosque, la recreación de las costumbres populares de Sinti el viborero y Cuentos de Adrián Torres, la muestra de la miseria de la vida suburbana en Iquitos de Belén, el testimonio magisterial de Mateo Paiva, el maestro, la denuncia de una estructura social que cobija la sordidez y el egoísmo de Días oscuros; todo ello, y mucho más, demuestra la importancia literaria de Izquierdo Ríos y su plena vigencia como  autor en nuestros días. Finalicemos este nuestro pequeño homenaje al gran escritor señalando que, en su carrera docente, llegó a ser Jefe de Informaciones del Ministerio de Educación, Jefe-fundador de la Sección de Folklore y Artes Populares en ese Ministerio, y director de la Editorial del Instituto Nacional de Cultura. Sin embargo, el desempeño de estos importantes cargos no significó prebenda alguna, sino el reconocimiento de sus méritos; y tampoco implicó la renuncia a sus ideas socialistas, las cuales siempre quedaron explícitas en sus declaraciones y en sus actos. En 1977, fue jurado en el concurso literario de Casa de las Américas en La Habana y en 1980-1981 presidió la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (cuando esta entidad agrupaba a lo más graneado de la intelectualidad progresista y revolucionaria del país), cargo en el que prácticamente lo sorprendió la muerte. Hoy, en el año de su Centenario, Francisco Izquierdo Ríos sigue vivo y así se mantendrá en la memoria del pueblo que amó y al que dedicó sus mejores y más generosos esfuerzos.

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